domingo, 10 de febrero de 2008

Cleopatra en la caida de Marco Antonio

La historia de Cleopatra
Cleopatra, fue al nacer, heredera del trono de Egipto y llego el día en que ayudó a gobernar la mitad del mundo. Era el ultimo vástago de la casa de los Ptolomeos.
Estos reinaron en Egipto durante 300 años y Cleopatra nació para reinar en la tierra que Moisés gobernó como Lugarteniente del Faraón. Ocurrió su nacimiento 69 años antes de Jesucristo y el rey, su padre la adoraba. La joven princesa era de una hermosura incomparable y su inteligencia tan grande que quizás superaba a todas las mujeres de su edad.
Era griega por su sangre, griega por su belleza, griega por su sabiduría; pero su talento natural era una mezcla del claro entendimiento del antiguo oriente, del cual era hija, de la refinada Grecia y de la más moderna cultura de Roma, que reinaba entonces casi sobre todo el mundo conocido.
Con ella nacieron el ingenio, la gracia natural y todos los encantos que no pueden describirse. Edúcose en el centro del saber más grande del mundo y el punto de su residencia era Alejandría, capital entonces del Egipto, fundada por Alejandro Magno, quien le dió su nombre. Al presentarse por primera vez en publico, tenia 14 años. Ya entonces era famosa por su sabiduría. Según se dice, podía expresarse en 7 u 8 lenguas, sabia música, historia y comprendía las ciencias políticas.
Contaba tan solo con 17 años, cuando murió su padre, quien dejó el reino en sus dos hijos, ella y Ptolomeo. Demostró en el gobierno una actividad incansable y tenia un carácter mucho más enérgico que su hermano, cuya inteligencia era bastante limitada. Ptolomeo hubiera sido quizá mucho mejor rey que Cleopatra; pero cualquiera que fuese la causa de la disension que surgió entre ambos hermanos, el hecho es que él se negó a compartir el trono con ella, aunque su padre lo habia dejado a los dos. Quizás sus consejeros tuvieron la principal responsabilidad en lo que ocurrió, pues no les gustaba mucho el espíritu de audacia con que la reina ejercía el gobierno de la nación. Pero sea lo que fuese, Cleopatra creyó necesario retirarse a Siria. Su orgulloso espíritu no se avino a aceptar semejante derrota y empezó inmediatamente los preparativos para recuperar su reino por la fuerza de las armas. Al suscitarse la disputa entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo, tenia lugar en Roma otra semejante para obtener el gobierno.
Cleopatra y Marco Antonio
Julio Cesar había estado 10 años ausente de Roma. Este marchó contra Roma con un pequeño ejercito, que fue aumentándose con grandes fuerzas que se le agregaron y derroto a Pompeyo. Decidió Cleopatra entonces, conquistar al Cesar por su cuenta y como temía presentarse en persona en el Palacio del Cesar, ocúltose en un rollo de alfombra, que fue llevado a presencia del general romano y ya allí, salto fuera de la envoltura que la ocultaba. Nunca había contemplado Cesar en parte alguna una belleza semejante, pues Cleopatra, a los 19 años, era de una hermosura ideal, dotada de todos los encantos y de todas las gracias que hacen a una mujer poderosa.
Enamorado Cesar de la hermosa y joven reina, decidió terminar las diferencias que se habían suscitado por la posesión del trono de Egipto, proclamándola única soberana de la nación. En cuanto a Ptolomeo y sus consejeros, negaronse de nuevo a entronizarla; pero Cesar les declaro la guerra y Ptolomeo murio en batalla. Julio Cesar la amaba y ella a él también, cuando se hubo marchado a Roma, Cleopatra no tardo en seguirle. Ya en Roma el Cesar murió asesinado y Cleopatra privada de su protector, regreso inmediatamente a su patria. A la muerte del Cesar los destinos de Roma quedaron en manos de Marco Antonio, a quien le llegó la noticia de la Reina Cleopatra y quiso conocerla, la mando invitar a Roma. Así que hubo llegado, mando Marco Antonio que fueran a invitarla a cenar con él; pero ella se nego a tal pretension, diciendole que era él quien debia ir a ponerse a sus ordenes. Entonces Marco Antonio fue a donde se hallaba Cleopatra, quedando asombrado de la acogida que le hizo y del banquete que le ofreció, en medio de una profusión de luces y de esplendores, como jamás podía soñar hombre alguno.
Enamorándose profundamente de la joven reina, el romano, volvió con ella a Alejandría, donde ambos vivieron en medio de las mayores extravagancias y del lujo mas refinado, celebrando festines y fiestas como Alejandría nunca imaginara. Marco Antonio fue llamado a Roma y estuvo ausente de Egipto durante 3 años, en los cuales Octavio volvió a tener el poder de Roma. El destino de Cleopatra, con la caída de su amante, parecía confirmarse, pero trato de hacer las paces con Roma. Hízola saber Octavio que el único medio de obtener este favor era haciendo asesinar a Marco Antonio, ella no acepto.
Cleopatra, en un momento de desesperación producida por el miedo, fue a refugiarse en una gran tumba que había hecho preparar para ella misma, e hizo que se extendiera el rumor de su muerte. Al oírlo Marco Antonio aflígiose en extremo. Llamo Marco Antonio a Eros, su sirviente de confianza para que acabase con su vida, pero no pudo matar a su amo y volviéndose rápidamente, hundió su espada en el pecho y murió. Marco Antonio apoyado contra la punta de su espada, se traspaso con ella. No murió en el acto, y suplico a los que le rodeaban que le quitasen la vida, pero todos huyeron. Llegó en aquel momento un esclavo de Cleopatra diciendo que era esta quien le enviaba.
Al saber Marco Antonio que Cleopatra estaba viva, le volvió el ánimo y se hizo llevar agonizante a la tumba en la cual la reina se había escondido. Cleopatra obtuvo permiso para sepultarle con todo el esplendor debido a su alto rango. Ella pidió permiso para ir por ultima vez a la tumba, en ella, despidiose de los muertos de una manera conmovedora; pusose despues sus más hermosos atavios y pidió la cena.
Cuando los oficiales de Octavio volvieron, hallaron a Cleopatra sin vida y tendida en un lecho de oro. Una de las dos esclavas que la asistían estaba ya muerta. Y la otra, que colocaba una corona en la cabeza de su ama, murió poco después. Dicese también que murió de la picadura de un áspid que estaba escondido entre las frutas de un cesto. Enterrola Octavio en la tumba, al lado de Marco Antonio, con toda la pompa debida a la última reina de Egipto. Murió en el año 30 antes de Jesucristo, a los 39 años de edad.

El papel del cristianismo y la decadencia de Roma

El Cristianismo
Jesús y sus primeros discípululos fueron judios. Sus enseñanzas se basaban en las escrituras

hebreas, en reiteradas ocasiones se referían a otros escritos tradicionales del judaísmo. El cristianismo continuó utilizando las escrituras hebreas, convirtiéndose el Tanaj en lo que se conoce como el Antiguo Testamento y aceptando muchas doctrinas fundamentales del judaísmo, como el monoteísmo y la única deidad del judaísmo, Yahvé, y la creencia en un moshiach, término hebreo usualmente traducido como mesías en español, el cual es equivalente a Cristo (Christos "[el] ungido" en griego). Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, las enseñanzas de Jesús son vistas por los líderes religiosos judíos como incompatibles con él.
El cristianismo también continuó con muchos de los patrones encontrados en el judaísmo de la época de Jesús, como la adaptación de la forma litúrgica de la adoración en la sinagoga a la iglesia o templo, la oración, la utilización de las sagradas escrituras, un calendario religioso, el uso de la música en himnos y oración; además de disciplinas como el ayuno. Los cristianos adoptaron inicialmente las traducciones griegas de las escrituras judías, conocidas como la Septuaginta, como su propia Biblia, y más tarde se canonizaron muchos de los libros del Nuevo Testamento. y el mariquismo.

Los inicios del cristianismo
El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos. En el libro de los Hechos de los Apóstoles 1:15 se mencionan cerca de 120. En el siglo III, el cristianismo creció hasta convertirse en la religión dominante en el norte del mundo Mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. Esta sección examinará aquellos primeros 300 años.

La Iglesia Cristiana Primitiva
El concepto "judeocristianos primitivos" es utilizado a menudo al discutir sobre el cristianismo primitivo. Jesús, sus doce apóstoles, los ancianos y la mayor parte de sus seguidores eran judíos. Así como los 3,000 convertidos en Pentecostés luego de la crucifixión descrita en los Hechos de los Apóstoles 2, donde todos los judíos, prosélitos y todos los convertidos al cristianismo eran no gentiles antes de la conversión del oficial romano Cornelio por Simón Pedro en Hechos 10, quien es considerado según la tradición como el primer gentil en ser convertido al cristianismo. La más grande división en el cristianismo antes de ese tiempo se presentó entre los judíos helenísticos y no helenísticos o los de habla griega y los de habla aramea (Hechos 6). Sin embargo, después de la conversión de Cornelio y su aceptación como cristiano, ahora existía otro grupo, los cristianos gentiles. Como un movimiento escatológico, anticiparon que los gentiles se transformarían al Dios de Israel como lo profetizaba Isaías en los versículos 56:6-8. El Nuevo Testamento no utiliza el término "gentil-cristiano" o "judío-cristiano", en cambio Pablo escribe en contra de aquéllos quienes estaban circuncidados, quienes se separaban de los no circuncisos: "En esta nueva naturaleza, no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro, escita, esclavo ni libre, sino que Cristo está en todo y en todos" (Colosenses 3:11).
Circuncisos y no circuncisos se interpretan generalmente como judíos y griegos respectivamente, siendo estos últimos quienes predominaban. Sin embargo, esto es una simplificación excesiva de la provincia de Iudaea del siglo I debido a que existían algunos judíos que no seguían circuncidandose, y que algunos griegos (llamados prosélitas o judaizantes) si lo hacían además de otros tales como egipcios y etíopes.

La decadencia de Roma
Caída del Imperio y la edad media
Con el desarrollo del antiguo cristianismo, el Obispo de Roma ganó importancia tanto religiosa como política, y eventualmente hizo reconocer su primacía como Papa y estableció a Roma como el centro del cristianismo. Después del Saqueo de Roma por parte de Alarico I y de la caída del Imperio Romano de occidente en 476, el dominio de Roma se alternaba entre el Imperi Bizantino y los bárbaros. Su población era de 20.000 habitantes en la Alta Edad Media y se acentuó la decadencia de la ciudad a ruinas. Roma quedó como parte del Imperio Bizantino hasta que fue invadida por los lombardos en el año 751. En 756, Pipino el Breve concedió al Papa el dominio de las regiones cercanas a Roma, creando los Estados Pontificios. Roma quedó como capital de los Estados Pontificios hasta su anexión al Reino de Italia en 1870. La ciudad fue la de mayor peregrinación durante la Edad Media.
Siglo XVII-XIX

Garibaldi ataca la Roma papal en 1849
La población de Roma volvió a alcanzar los 100.000 habitantes durante el siglo XVII, pero estaba en retraso en comparación con otras capitales europeas durante los siguientes siglos, siendo una ciudad muy ocupada durante el periodo de la contrarreforma. Siendo atrapada por los churrascos nacionalistas del siglo XIX y teniendo dos veces una independencia corta, la ciudad fue un centro para las esperanzas de la Unificación Italiana, como quería el Reino de Italia gobernado por Víctor Manuel II; después de la protección francesa que fue cerrada en 1870, las tropas de Víctor Manuel II tomaron la ciudad y la convirtieron en la capital del reino italiano en 1871.

Siglo XX
Después de la Primera Guerra Mundial, Italia quedó en manos de un gobierno fascista guiado por Benito Mussolini, quien tomó la ciudad en 1922, eventualmente declarándolo un Imperio y siendo aliado de la Alemania Nazi. Este fue un periodo en el que la población creció aceleradamente, pasando de 212,000 habitantes durante la unificación a un poco más de un millón, pero este acelero fue cesado al empezar la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el que Roma fue dañada tanto por el bombardeo aliado y por la ocupación nazi; después de la ejecución de Benito Mussolini y el fin de la guerra, el Referéndum de 1946 abolió la monarquía e instauro la República italiana. Después de la guerra, Roma creció momentáneamente, siendo consecuencia de "El milagro económico italiano" de reconstrucción y modernización. Roma se convirtió en una ciudad popular entre los 50's y 60's, siendo los años de La Dolce Vita (La dulce vida). Roma tuvo otro acelero de población en los 80's cuando el municipio alcanzó los 2'800'00 habitantes.

La importancia de Roma en el mundo antiguo

La historia de Roma



Roma proporcionó al mundo antiguo un sistema uniforme de derecho, basado en la razón y justicia. Este sistema se extiende desde los orígenes de la ciudad de Roma (siglo VIII) hasta el reinado de Justiniano I, emperador de Bizancio (527-565), a quien se debe la gran compilación con que se cierra la historia jurídica de Roma. De forma concreta, se utiliza para designar la compilación de la ley conocida como Corpus Iuris Civilis, también llamado Código de Justiniano, realizado bajo los auspicios del mismo y que fue la base del Derecho civil de muchas naciones europeas continentales.
Antes de las XII Tablas (1ª compilación de leyes), el Derecho en Roma tenía un carácter religioso y su interpretación la realizaban sacerdotes que eran miembros de la clase patricia. Las protestas y agitaciones de la clase plebeya condujeron a que la ley consuetudinaria existente se escribiera añadiendo algunos principios que no formaban parte de la costumbre. La Ley de las Doce Tablas, tras ser escrita, fue sometida a una asamblea popular y aceptada.
La expansión territorial por la cuenca mediterránea obligó a los romanos a elaborar un sistema legal nuevo. Cada territorio conquistado contaba con su propio sistema, por lo que se requería un cuerpo de leyes que fuese aplicable tanto a los ciudadanos romanos como al resto. Este nuevo sistema se desarrolló a partir de los edictos del pretor, que definía e interpretaba la ley para los casos particulares. El pretor de los extranjeros administraba justicia en Roma, en todas las controversias donde alguna de las partes no era un ciudadano romano, y el pretor provincial establecía sus edictos en materias de interés comercial tras los edictos del pretor de los extranjeros de Roma. Durante los últimos años de la República de Roma las reglas de este nuevo sistema solían aplicarse a los conflictos entre ciudadanos romanos. Este nuevo sistema legal se conocía como el ius gentium. La ampliación de la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio romano hizo que la distinción entre ius civile y ius gentium quedara obsoleta y la ley de la ciudad, o ius civile de Roma, se convirtiera en la ley de todo el imperio. Las diversidades provinciales fueron eliminadas por la legislación del Senado y del emperador y por la interpretación de los jurisconsultos. El hito más importante en el desarrollo del sistema romano en este periodo es el Derecho, concedido por el primer emperador romano Augusto y sus sucesores a algunos eminentes juristas, de elaborar responsa, u opiniones, en los casos que se presentaban en un proceso ante los tribunales.

El Desarroyo
Los pretores o jueces de Roma y de los jurisconsultos (hombres expertos en derecho), suavizaron las fórmulas rigurosas de las primitivas leyes romanas, dejándose guiar, en la administración de justicia, por consideraciones de equidad y de humanidad. Los pretores eran los encargados de la administración de justicia. Loas jurisconsultos contestaban a las cuestiones jurídicas que les planteaban los particulares y los magistrados, y esas respuestas, si bien carecían de valor oficial, gozaban de una autoridad proporcionada a la nombradía de quien las formulaba. Los jurisconsultos también escribían obras de derecho que se utilizaban para la enseñanza y para las consultas. Los más célebres jurisconsultos del imperio fueron Juliano y Gayo, en el siglo II, y Papiano, Ulpiano y Modestito, en el siglo III.
En el siglo III d.C. los decretos promulgados por los emperadores fueron adquiriendo importancia en el sistema legal romano. La primera compilación de estas leyes imperiales, el Codex Theodosianus, fue publicado por Teodosio II, soberano del Imperio bizantino, en el 438 d.C. Teodosio estudió la propuesta, que no llevó a cabo, de realizar una obra más ambiciosa, que incluyera un sumario oficial de la ley antigua como inicio de la literatura jurídica. Más tarde, Justiniano I nombró un comité de diez juristas, siendo el más famoso Triboniano, para hacer esta compilación. Los libros de leyes publicados por Justiniano eran conocidos como el Corpus Iuris Civilis y comprendían los siguientes: Institutiones (533), Digesta o Pandecta (533), Codex Constitutionum (528-529 y revisado en el 534) y Novellae (534-565).
Las Institutiones de Justiniano señalaban los elementos del Derecho romano y estaban basadas en las Institutiones de Gayo. Al principio se destinaban a los estudiantes de leyes, pero al cabo de unos años se publicaron con fuerza de ley. El Digesta o Pandecta, compuesto a partir de extractos de la literatura jurídica de cuatro siglos (entre el 30 a.C. y el 300 d.C.), era una colección de decisiones de los tribunales con comentarios de varias leyes. El Novellae era una colección de las leyes promulgadas por Justiniano y sus sucesores. El Codex Constitutionum revisado era una compilación de la legislación imperial hasta el 534 d.C.